En esta ocasión, y dado el período estival en que nos encontramos, me he esmerado en buscarle unas lecturas ligeras que fueran al mismo tiempo divertidas e interesantes (¡y que versaran de economía! No me negará que el empeño parecía condenado al fracaso). Juzgue usted si lo he logrado.
Como efecto secundario no deseado, le prevengo que las lecturas están en inglés, pero créame, si yo las he leído con placer, usted también puede.
1. El 16 de junio, Jonathan Weiler publicaba un artículo con el muy descriptivo título de “How Victorianism Pervades Our Economic Debates” en The Huffington Post (mil gracias a mi corresponsal americano Jerry por aficionarme a este medio) donde explicita los cuatro errores en que incurren los defensores de las políticas de austeridad a ultranza en Estados Unidos; aunque su análisis, me temo, es extrapolable al resto (los paréntesis son acotaciones mías):
i. aseguran (han debido de tener una revelación divina) que los programas actuales llevan a la quiebra al Estado,
ii. asimilan la economía estatal a la economía individual (lo que no hace sino demostrar su ignorancia),

iv. las políticas de estímulo suponen un auténtico derroche, una cantidad de dinero per capita tirada a la basura muy considerable; aunque los halcones del déficit nunca realicen este tipo de operaciones de asignación individual arbitrarias respecto del gasto militar.
¿La explicación? Unos prejuicios morales caducos producto de su insania mental. Merece la pena que lea el contenido íntegro del artículo, uno de los más originales con los que me he topado:

Para inducirle a la lectura, le adjunto tan sólo el primer párrafo, que es también un buen resumen:
“Executives of large corporations are usually paid far too much and paid way too soon which compensates them for results they don’t produce and encourages them to make decisions which produce immediate profits but put their organizations at strategic risk. The relationships between these executives and their corporations are parasitic rather than symbiotic and the tragic consequences obvious in the collapses of AIG and General Motors. Executives expect excessive pay for the same reasons that male dogs lick their genitals: they can do it, all their peers do it, they are comforted by it, and occasionally they are stimulated to take action.”
3. Y para terminar, algo que sin duda le sorprenderá: lea la entrada del blog de Buttonwood titulado “A special case” de 12 de agosto en The Economist postulando ¡¡meter en cintura a los mercados financieros!! La contradicción es sólo aparente, ya que la extrema derecha ha tomado tantas veces en vano el nombre del liberalismo en Europa que ya se nos ha olvidado qué significa realmente:
Felices lecturas (espero).
Nota.- Si le ha gustado, le agradecería que hiciera un donativo a los que más lo necesitan, que no son los bancos:
http://www.eacnur.org/06_previa_donacion1.cfm?idSeccionMenu=3