Como excepción, y debido a que esta es la primera entrada de este recién estrenado blog, comenzaré el mismo con una introducción del tema a tratar a modo de narrador omnisciente, pero no se acostumbre. Mi imponderable vagancia, unida al hecho de que, afortunadamente, existan tantas personas que razonan y escriben mejor, me lo impedirá con toda certeza en el futuro.
Una de las cosas más tristes de la situación actual es ver cómo los políticos, lejos de enfrentarse al miedo con decisión y lógica, sucumben a un terror infantil a criaturas quiméricas, como la inflación, que no se ve por ninguna parte y tardará mucho en aparecer con una recesión como la que tenemos (sí, amiga Merkel, lo mismo daría que dijeras que has decidido combatir contra hipogrifos). Parecen empeñados los dirigentes mundiales, bien es cierto que con la inestimable colaboración de los banqueros centrales, para los que la inflación suele constituir una suerte de monomanía, en repetir, uno tras otro, todos los errores cometidos durante la crisis del 29 que desembocaron en la Gran Depresión. A continuación, un breve listado de los mejores artículos sobre el tema de los últimos días:
1. El semanario liberal británico “The Economist” (en absoluto sospechoso de ser un nido de rojos y antisistema) editorializaba el pasado día 5 de junio sobre este aspecto, que ilustraba con el gráfico adjunto, donde se aprecia con claridad que la inflación subyacente de los principales países industrializados lleva sin superar el 3% desde el año 94 (situándose la mayor parte del tiempo, sensiblemente por debajo). ¿Cuáles son los datos interanuales de abril? Pues unos peligrosísimos 0,9% para Estados Unidos (la menor en cuatro décadas), 0,7% para el área euro y -1,5% para Japón, que se obstina en la deflación. Pero es que además, las medidas de crecimiento monetario y del crédito son estables o a la baja, el desempleo se mantiene en términos elevados respecto a su media histórica, existe un considerable gap entre el output real y el potencial y los planes de austeridad recientemente aprobados dañarán con toda seguridad la demanda interna (especialmente en Europa), con lo cual no se avizora una amenaza inflacionista por ninguna parte. Ante la ignorancia de los que toman decisiones, el artículo termina explicando que la deflación es más peligrosa que la inflación porque cuando los precios caen, los consumidores aplazan las compras, condenando a la economía a un círculo vicioso de poco gasto y precios en caída (de cajón, sí, pero a esto hemos llegado).
2. El día siguiente, en una columna aparecida en el suplemento de Negocios de “El País”, Krugman se despachaba a gusto en un párrafo que pide mármol:
“Tanto la economía teórica como la experiencia nos dicen que reducir drásticamente el gasto cuando todavía estamos padeciendo un paro elevado es muy mala idea; no sólo agrava la recesión, sino que sirve de poco para mejorar las perspectivas presupuestarias, porque gran parte de lo que el Gobierno ahorra al reducir el gasto lo pierde, ya que la recaudación fiscal disminuye en una economía más débil.”
Y (se ve que compartimos el hábito perezoso) nos regalaba esta cita:
“El mejor resumen de todo esto que he leído lo ha escrito Martin Wolf en el diario The Financial Times, donde afirma que la nueva lógica popular es que ‘dar a los mercados lo que pensamos que podrían querer en el futuro –aun cuando den pocas muestras de insistir en ello ahora- debería ser la idea central de las políticas’ ”.
3. El día 10, José Carlos Díez, en su columna de “Cinco Días” glosaba el cúmulo de errores de bulto del Banco Central Europeo pidiendo que despertara ya y corrigiera su inacción y errores de diagnóstico. Particularmente sabroso resulta el siguiente párrafo:
“De nuevo el fantasma de la deflación sobrevuela los mercados y chirría oír a los consejeros del BCE mostrar temores inflacionistas. Si la inflación es un fenómeno monetario, la cantidad de dinero en circulación está estancada y los tipos de interés efectivos reales no paran de aumentar, ¿cómo puede un economista estar preocupado por la inflación? Milton Friedman sería despiadado con estos supuestos ortodoxos monetarios.”
En suma, unos locos que guían a unos ciegos...
Y yo me pregunto ¿no será que lo hacen adrede? A lo mejor nos creemos que su actuación solo se debe a la torpeza (de la que no tengo dudas), pero en realidad hay algo más, una intención por ejemplo. Digo yo que es posible que quieran sumirnos, efectivamente, en otra depresión. Si no, no se explica.
ResponderEliminarPues no sabría decir, el comentario tiene bastante lógica. La verdad es que durante la Gran Depresión se hicieron también grandes fortunas a expensas de los más desfavorecidos (como se detalla magníficamente en "Las uvas de la ira" de Steinbeck; los buenos escritores casi siempre describen mejor la realidad que los economistas). No me cabe duda de que algún que otro político corrupto habrá (¿una n-upla más bien? ¿la mayoría? Qué se yo). No soy muy dado a teorías conspiranoicas, pero la carga de la evidencia apunta a que hace ya algunos años que los grandes capitales decidieron tomar el control de la doctrina económica imperante a través de distintos organismos. Incluso bajo la administración Clinton ya consiguieron "remover" algunas leyes incómodas heredadas del "New Deal" de Roosevelt. Y claro, como era de esperar, esa tendencia no se relajó precisamente con Bush... Aquí en Europa parece que los socialdemócratas y los liberales (hablo de los de verdad, no de los de extrema derecha que usan ese nombre como camuflaje) se han rendido a la "necesidad" de la toma de decisiones "neocon" al parecer dictadas por "los mercados" (esa abstracción al uso). Cada vez entiendo menos la realidad...
ResponderEliminarqueremos más en todos tus blogs, que da gusto leerte.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Rosa (?)
ResponderEliminarHe de reconocer que soy un bastante perezoso. Pero intentaré actualizar un blog a la semana siguiendo el siguiente calendario:
1ª semana del mes:
http://economiarecreativa.blogspot.com
2ª semana del mes:
http://datostozudos.blogspot.com
3ª semana del mes:
http://elaltereconomista.blogspot.com
Última semana del mes (la semana que viene toca):
http://eleconomatodelinfierno.blogspot.com
¿Japón sigue en deflacción? yo creía que su situación estaba más estabilizada, como ya no se les oye... también puede ser que nosotros tengamos demasiados problemas como para oír los de los otros. Si en España hay inflación es porque no paran de subir los impuestos no porque los comercios se hinchen de vender...
ResponderEliminarYo no creo que en este momento nadie esté haciendo grandes fortunas, los que invirtieron en oro cuando este estaba barato tal vez.
Yo creo que aquí todos están dando bandazos sin saber cómo salir del agujero porque nadie tiene ni idea.
Pues sí, quisties, tienes razón. Aquí la situación es tan mala que cada vez miramos menos qué pasa fuera, aunque pueda resultar una información útil para ver qué hacermos.
ResponderEliminarRespecto a lo que dices de la inflación, en efecto, no es un buen momento para vender (y menos con los alzas de impuestos recientes, algunos de los cuales, como el IVA, gravan precisamente el consumo), los pequeños empresarios lo están pasando muy mal. En realidad, aunque casi nadie le dio importancia, la última cifra de inflación subyacente en España fue sólo del 0,2% interanual (y saliendo de la zona negativa). Pero los medios suelen publicar la cifra de inflación que incluye elementos volátiles como el precio del pretróleo (y que por tanto no nos da idea de la situación "tendencial" a largo plazo). Es un truco que suelen usar los banqueros centrales cuando les conviene (cuando no, usan la inflación subyacente), pero nadie parece reparar en ello.
En lo que te equivocas, y es normal porque no interesa al poder económico que controla los medios que los ciudadanos lo conozcamos, es en lo de las grandes fortunas. El informe del pasado día 21 de junio de Merril Lynch Global Health Management lo deja bastante claro: durante el año pasado (en plena crisis, vaya), el número de ricos se ha incrementado en España en un 12,5%. La polarización de la riqueza se agrava en todas las crisis, me temo.
Respecto a los bandazos... Pues coincido contigo en que los dirigentes no parecen saber qué hacer y cambian de opinión constantemente (al socaire de la conveniente abstracción de "los mercados"). Ahora bien, tiendo a pensar que a su estulticia se añade cierta corrupción. Sólo así se entiende que se empeñen en recortar y recortar (donde casi no hay) mientras que se mantienen o incrementan las prebendas de los poderosos.
Quizás el caso más espectacular es el de la administración Bush (pero no es ni mucho menos el único). Se negaron a aprobar un presupuesto de 6000 millones de dólares anuales para ayudas a 9 millones de niños pobres por considerarlo "inútil" y asegurar que ponía en entredicho los objetivos de estabilidad presupuestaria. Meses más tarde aprobaban la primera tanda de ayudas a un puñado de "banksters" que hoy día, asciende a más de 200 veces esa cifra. Yo no lo entiendo.
En fin, perdonad por la extensión de mi comentario.
Buen artículo, con una pizca de ironía para darle mejor sabor justo como a mí me gusta.
ResponderEliminarA veces me pregunto si el guión de esta crisis estará escrito en algún plan de negocio como los que hacia cuando estudiaba empresariales. Lo que más me llama la atención es lo fácil que se dejaron caer los principios Neoliberales de no intervención para repartir la tarta de la crisis entre todos abriendo las arcas públicas.
Con esto no digo que no se debería de haber intervenido, pero si digo que al intervenir los estados deberían de haber retomado las riendas de la economía en detrimento de los todopoderosos mercados. Ente abstracto este, que esconde detrás a unos que se forran a costa de otros, con una nueva forma de seguro, el seguro de cobertura de movimientos especulativos con cargo a los fondos estatales.
Je, je. Respecto de tu comentario, como dicen los anglosajones, I couldn't agree more. He de reconocer que, en mi necedad, cuando Paulson se sacó de la manga el TARP pensé que qué íbamos a esperar de un ex Goldman miembro de un gobierno republicano, pero que las cosas cambiarían. Nada ha cambiado. Son los mismos "banksters" los que siguen controlándolo todo en todo el mundo. Yo también creo que no había más remedio que intervenir inyectando fondos. ¡Pero a cambio del control de la gestión, como es obvio! Como bien apuntas, todo se ha quedado en una socialización de las pérdidas. Tiene bemoles, el asunto...
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